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domingo, 15 de noviembre de 2015

RENTABILIDAD Y RIESGO DE LA INVERSIÓN INMOBILIARIA

"La capacidad de generar rendimientos se conoce como rentabilidad. Por otro lado, la incertidumbre que origina la futura capacidad de generar rendimientos se le denomina riesgo."

¿Qué entendemos por mercado inmobiliario?


El mercado inmobiliario es el marco en el cual se desarrollan todas aquellas transacciones económicas que tienen por objeto inmediato la propiedad o el disfrute de un bien inmueble, es decir, tienen como finalidad el derecho a gozar o disponer de un bien que tiene una situación fija en el espacio y no puede desplazarse, como son los terrenos, locales comerciales, viviendas, fincas, etc.

Principales características:

  • Los activos inmobiliarios solo pueden valorarse por referencias próximas, es decir, el valor de mercado de los inmuebles tienen un carácter orientativo no se puede saber con exactitud.
  • El coeficiente de error a la hora de determinar un precio puede sufrir grandes variaciones
    • Se dan un número pequeño de operaciones.
    • Existe una mayor diversidad de condicionados en las transacciones, cada inmueble depende de unas variables que inciden en  la valoración de su precio, lo que da lugar a una mayor heterogeneidad.
  • El mercado inmobiliario se caracteriza por la dificultad en la liquidez de los activos, en el corto plazo.
    • Importe de operación elevado.
    • Por los trámites legales que conlleva la transacción, transmisión del activo.
  • Es un mercado cíclico muy sensible a los cambios económicos, en el que las variables inciden en la oferta y la demanda generando oscilaciones en los precios de los inmuebles.

Las inversiones inmobiliarias.


Son un elemento tradicional y esencial del patrimonio (existe más cultura en España que en los estados miembros de la U.E.). Se basa en activos reales capaces de ofrecer rentabilidades estables y con perspectivas de revalorización. Como toda inversión no es segura (los rendimientos futuros no son seguros), dependiendo del ciclo de mercado puede sufrir variaciones, aun así es considerado un activo refugio.

Gracias a la diversidad de productos (terrenos, locales comerciales, viviendas, fincas, etc.), es posible optimizar el ratio rentabilidad/riesgo de una cartera inmobiliaria y ajustar la liquidez de esta, en función del método de inversión elegido, del tamaño del activo, del mercado (residencial o comercial) o la zona geográfica.

Una característica positiva es que los ingresos inmobiliarios están parcialmente indexados a la inflación, no ocurre lo mismo con el valor del inmueble este puede ser que no aumente en la misma medida que el índice general de precios (IPC), en el corto plazo.

¿Cómo obtener la rentabilidad de un activo inmobiliario?


La rentabilidad es el beneficio expresado en términos relativos o porcentuales respecto a alguna otra magnitud económica como el capital invertido o los fondos propios de una empresa. Frente a los conceptos de renta y plusvalía que se expresan en términos absolutos, esto es, en unidades monetarias, el de rentabilidad se expresa en términos porcentuales.

La rentabilidad asociada a los activos inmobiliarios:
  • Incremento de valor de la inversión.
  • Rendimiento por alquileres.
  • Explotación por actividad empresarial (p. Ej. Negocio en local, explotación agrícola, ganadera, etc.).

Existen varios parámetros a la hora de valorar la inversión en activos inmobiliarios:

  • Rentabilidad por rentas o arrendamiento: 
  • Rentabilidad por plusvalías o incremento de valor.
  • Rentabilidad total (es la suma de las dos anteriores).
  • Tasa interna de rendimiento (TIR).
  • Análisis de regresión estadístico para un conjunto de datos.
Para los activos inmobiliarios, la TIR requiere especular y hacer estimaciones sobre rentas, incrementos de valor, gastos, etc. Lo que quiere decir, que hasta el momento de la venta del activo inmobiliario, no se puede conocer con exactitud su rentabilidad real.

La referencia a la hora de adquirir un inmueble en rentabilidad ha de ser la renta fija incrementada arbitrariamente en función de la ubicación, características y contrato de arrendamiento del activo inmobiliario, principalmente. 

La forma más básica de calcular la rentabilidad de un inmueble arrendado (local, oficina, vivienda, edificio, etc.) es dividir la renta neta anual entre el coste de adquisición:

i = Ra / Ca x 100

Donde:
i es la rentabilidad.
Ra es la renta anual neta.
Ca es el coste de adquisición.

Como se observa en la fórmula anterior, la rentabilidad se obtiene dividiendo las rentas inmobiliarias obtenidas, es decir, los flujos de caja de la inversión, por la inversión realizada, en este caso, el valor actual del inmueble. Como las rentas serán anuales, se obtendrá la rentabilidad anual. Esta rentabilidad se multiplicará por 100 para expresarla de forma porcentual. A partir del segundo año, con la variación de las rentas y de los gastos necesarios, la amortización del inmueble, la inflación y otras variables, la tasa i debe de ser recalculada con cálculos más complejos.

Por otro lado, debemos recordar que la rentabilidad neta es la que más se usa a la hora de comparar inmuebles en renta. Pero la rentabilidad neta es un parámetro, en ocasiones, limitado y limitador puesto que, tal vez, una rentabilidad neta actual esconde una rentabilidad potencial muy superior en el medio plazo.

 Ciclo inmobiliario


Este concepto se usa en el contexto de la Economía y las finanzas públicas. Hace referencia a períodos de tiempo que con una frecuencia entre cinco y siete años, presentan características parecidas con respecto a la evolución del precio o al alquiler de viviendas y de oficinas.

El ciclo inmobiliario tiene fases muy parecidas a las del Ciclo Económico: expansión de la actividad inmobiliaria que se ven seguidas inexorablemente por fases de desaceleración de dicha actividad económica (muy bajas tasas de Crecimiento) o incluso recesión( crecimiento negativo en la construcción de inmuebles), para después pasar a una nueva recuperación y expansión.  Un ciclo concreto, así como su intensidad y duración no tiene porqué repetirse históricamente ya que existen distintos factores de diversa índole que condicionan más o menos cada uno de los ciclos a que dan lugar.


La variación de los precios y/o de los alquileres puede asemejarse a una estructura cíclica con un desarrollo bastante irregular. Cada fase de alza o baja puede tener un recorrido bastante desigual que se debe a situaciones, agentes y países de muy distinta naturaleza.

El mercado inmobiliario está a su vez condicionado por factores externos, como puedan ser la situación económica general, el coste de capital y los tipos de interés y los costes de la construcción.

Es evidente que entre el ciclo residencial y el del mercado de oficinas pueden existir, tanto en la intensidad como en su duración y amplitud, reacciones no simultáneas. Mientras que el primero tiende a ser más estable y reacciona más lentamente, el segundo lo hace más rápidamente y con mayor volatilidad.

Una caída fuerte de las rentas de alquileres de oficinas, directamente influida por el menor crecimiento económico y las expectativas de inversión, no arrastra inmediatamente al mercado de la vivienda.

El mercado de la vivienda suele manifestar un comportamiento más conservador en sus variaciones y más dependiente de las necesidades inherentes de la población y a la existencia de una Política Monetaria más o menos laxa (tipos de interés que pueden ser bajos o altos dependiendo de la políticas ejercidas por los Bancos Centrales).

Riesgo inmobiliario


Sensibilidad del valor de los activos, los pasivos y los instrumentos financieros frente a variaciones en el nivel o la volatilidad de los precios de mercado de la propiedad inmobiliaria.

Simulación compra vs. Alquiler vivienda


Variables a tener en cuenta:
  •  Alquiler de la vivienda 
  •  Ingresos mensuales - Precio de la vivienda 
  •  Revalorización anual del salario 
  •  Ipc anual esperado - Rentabilidad anual de los ahorros 
  •  Gastos anuales e impuestos de la vivienda 
  •  Revalorización anual esperada de la vivienda 
  •  Entrada, tipo de interés, duración y cuota de la hipoteca

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